Vaya, vaya, Madrid ya tiene playa

J. L. Gamallo. A finales de los ochenta hubo una intranscedente canción "Vaya, vaya, aquí no hay playa", del grupo ya desaparecido de Los Refrescos, donde descaradamente nos decía a los madrileños que podíamos tener de todo, la movida municipal, el Retiro, el Museo del Prado, el Ateneo, la Moncloa, etc., pero al llegar el verano en Madrid no teníamos playa, un hecho incontrovertible e irreversible.

Hace años el humilde Manzanares suplía esa carencia, dentro de ciertos límites, claro. Hay fotos antiguas donde se ve a atravidos madrileños metiéndose por las aguas del río, por la zona donde está ahora el estadio Vicente Calderón. Pero el Manzanares no permitía muchas expansiones, y al crecer Madrid sus aguas eran poco recomendables para los baños.

Cuando se dio al conocimiento público el gigantesco proyecto de Madrid Río, uno de los aspectos más interesantes fue que se contemplaba a posibilidad de tener una playa, o remedo de playa, en junto al Manzanares. Concluida la faraónica obra del río, los madrileños se preguntaban cuando se iba a poder disfrutar de la playa, pues aparentemente no había nada que puediera recordar a una playa al uso, como así ha sido.

En la parte que correspondía al parque de la Arganzuela, al lado de la espectacular pasarela Perrault, se disponde tres láminas de agua ovaladas, de las que de manera aleatorias salen chorros de agua en diversos formatos. En esta zona se ha inguarado también el primer chiringuito del Río, donde se pueden tomar todo tipo de refrescos y comidas ligeras, y que se encarga de un servicio de alquiler de tumbonas y sombrillas por un 1 euro al día.

Al éxito ha sido, la verdad, enorme. Muchos madrileños, se han acercado para tomar el sol, refrescarse en los óvalos acuáticos y, si se tercia, tomarse una horchata, una cañita, un café con hielo, etc. Dada la crisis, la playita de Madrid Río puede ser una salida económica para muchas familias que se van a tener que quedar en la capital este verano. Había muchas familias con niños, que eran los que más disfrutaban.

También había turistas, sobre todo señoras que tomaban el sol en las cómodas tumbonas. En el solarium hay árboles, aunque, recien plantados, no dan de momento mucha sombra. Esperemos que algún grupo saque alguna canción donde se glose como se merece la playa capitalina.