Triste fiesta de Halloween

J. L. Gamallo. El doloroso recuerdo de la todavía muy reciente tragedia de la fiesta multitudinaria de Halloween de hace dos años en el Madrid Arena de la Casa de Campo, donde murieron cinco chicas debido a una avalancha, sin duda que ha influido y seguirá influyendo en la celebración postiza de este festejo yankee. Seguramente, y por motivos preferentemente económicos y comerciales, se había venido "popularizando" este festejo. Los bares y discotecas organizaban fiestas temáticas, se vendían calabazas, y las tiendas del ramo exponían en sus escaparates disfraces y demás parafernalia "mortal". Por las calles del centro de Madrid, sobre todo, grupos de jóvenes ataviados macabramente como brujas, novias cadáveres, demonios, asesinos en serie, y demás personajes atávicos de las películas de terror adolescente. Pero no cabe duda que algo había cambiado, y no era el "fervor"multitudinario de otros años. Puede que la influencia de este festejo haya empezado a decaer, y se vea como algo extraño a nuestra tradición de llevar flores a los cementerios, y comer buñuelos de viento y huesos de santo.