El jubilado "pitero" y el expolio arqueológico

J. L. Gamallo. No es nada nuevo decir que el patrimonio artístico y arqueológico de España, o de la península Ibérica, debido a su dilatado y variado acontecer histórico es enorme por no decir ingente. Desde Atapuerca para aca son cientos los yacimientos prehistóricos y de la edad antigua, correspondientes a diversos momentos culturales, los que jalonan de norte a sur nuestra tierra, y en una riqueza sorprendente. No hay que darse un pequeño paseo por alguna de nuestros museos para percatarse de esta certeza. Desgraciadamente no siempre estos hallazgos se han quedado en España, y muchas veces por la ceguera de nuestros políticos o la codicia de sus descubridores han salido de nuestras fronteras, bien subrepticiamente o medio legalmente. Tal vez el caso más conocido sea el de la Dama de Elche que estuvo en el Louvre hasta que mediante un apaño entre Petain y Franco, regresó a España. Los buscadores de tesoros y profanadores de tumbas son tan antiguos como la misma historia. Los egipcios tal vez fueron los que sufrieron con más intensidad a los ladrones de tumbas, pues en el mundo antiguo los muertos en su viaje al más allá se solían acompañar de un ajuar funerario acorde con la importancia del difunto (la tumba de Tutankamón es el caso más famoso). En España nuestros queridos celtas e íberos cuando eran enterrados o incineradors también se acompañaban con variedad de objetos, como espadas, cascos, anillos, adornos varios, etc. Un invento devastador para el saqueo de nuestros yacimientos ha sido el detector de metales, permitada su venta pero no su uso con fines ilícitos. Algunos de los mas importantes y recientes hallazgos de la arqueología nacinal, y que no han transcendido al gran público, fueron sendas placas de bronce, en una de las cuales se recogía un senadoconsulto de Tiberio y en la otra un decreto del emperador Augusto (el edicto del Bierzo). Ambas afortunadamente no salieron de España y se guardan en los Museos de Sevilla y León, pero no fue por falta de ganas de sus descubridores y el del  uso del dectector de metales. Estas importantísimas piezas se quedaron, pero se sabe de otras que si salieron subrepticiamente y están en alguna conocida colección europea (la de Axel Guttman, que también posee varios cascos obtenido de manera fraudulenta). Los piteros (así llamados por el ruido del dectector) jalonan nuestra geografía y se dedican afanosamente a la búsqueda de yacimientos donde sacarse algunos euros. Es evidente que durante su excavación destrozan niveles y todo lo que para ellos no sea de valor, los objetos metálicos, con lo que la cerámica suele ser estupendamente destruida. Y como tenemos tantos yacimientos conocidos y sin conocer por las autoridades, las cuales muchas veces pasan de su vigilancia, los furtivos tienen un campo abonado para sus fechorías. Hace poco días se supo que a un anticuario se le había pillado con un extraordinario vaso ibérico en su trastienda, procedente del saqueo de alguna importante tumba, y ahora se sabe que la Guardia Civil ha detinido a todo un experto en estos menesteres, ya que ha estado entre 15 y20 años saqueando tumbas celtíberas en la provincia de Zaragoza y seguramente por Castilla y León. La cosa se empezó a conocer cuando en una subasta en Alemania se ofertaron algunas piezas de la colección Guttamn -concretamente cascos celtibéricos en perfecto estado- que podian haber salido de manera fraudulenta, como parece que así había sido. Hechas las pertinentes investigaciones, el fenomenal expoliador, resultó ser un jubilado que había reunido unos 4.000 objetos procedentes de su intensa labor "arqueológica", como cascos, falcatas, fíbulas, falos, exvotos. Muchos museos españoles no tienen ni la mitad de todos esos objetos. La operación de incautación de todas estas piezas se llamaba muy apropiadamente "Helmet". Parece que este jubilado de 60 años expolió yacimientos cercanos a su pueblo de Aranda de Moncayo, y en las ciudades celtibéricas de Arátikos, Numancia y Termancia. Sería estupendo que el jubilado furtivo diera información fidedigna sobre los yacimientos donde pasaba sus ocios y afanes arqueológicos, aunque tal y como están las cosas resulta difícil imaginar que las autoridades correspondientes iban a proteger como es debido tales yaciemientos. Resulta dolorosa saber que, al parecer, las autoridades alemanas durante los años 2009, 2010 y 2012 avisaron a las españolas de que se iban a subastar objetos de procedencia hispánica y sacadas ilegalmente. Las autoridades españolas dieron la calladas por respuesta. Es decir, que en Cultura y en la Junta de Aragón ya se sabía de hace tiempo estaban saliendo piezas de primera categoría hacia Alemania, donde también hay coleccionistas sin escrúpulos. Sólo hay que poner el nombre de Axel Guttman en google para poder admirar las maravillosas piezas de su colección de militaria antigua.