El Atlético de Madrid consigue la Copa del Rey en el Bernabeu.

J. L. Gamallo. Los que parecía un sueño inalcanzable para los colchoneros se cumplió el viernes 17 de mayo, día de san Juan de Ávila, en el Bernabeu: conquistar la copa del Rey y vencer al Real Madrid en su mismo feudo. En la prórroga, debido al empate, Miranda marcaba el gol que daba el triunfo al equipo del Manzanares. La aficción colchonera celebró como se merecía la victoria, y después de la visita al Ayuntamiento y a la Comunidad, jugadores y seguidores rojiblancos se volcaron en la fuente de Neptuno, vecina a la triste y merenguiana Cibeles, para celebrar la victoria. Los hinchas gritaban enfervorizados «si, sí sí, la Copa ya está aquí», y «Madrid entera se siente colchonera», y hasta cierto punto no les faltaba razón. Al fin y al cabo el Atlético es un equipo de la villa y corte, de manera más local, pues el Real tiene una capacidad de convocatoria planetaria. Acostumbrados a sufrir después de la terrible etapa del gilismo, el Atlético ha enederzado su trayectoría y demuestra que puede estar perfectamente junto a los grandes de la Liga española y europea. A diferencia de otras finales de la copa del Rey, no hubo actos vergonzosos ni violentos, ambas aficciones se comportaron como Dios manda. En Neptuno, después de los discursos de rigor del capitán Gabi y el entrenador Simeone, Gabi enfundó al oceánico Neptuno los colores colcheneros. Después de 14 años el Atlético conseguía ganar al Madrid en una final y en su campo.