Ya un año de la tragedia del Madrid Arena

J. L. Gamallo. Casi se podría decir que parece que fue ayer, pero ya ha pasado un año de la trágica noche del 31 de octubre del 2012, cuando durante una megafiesta en el Madrid Arena para celebrar la noche del Halloween, una avalacha ocasionó la muerte de cinco jóvenes madrileñas que fueron aplastadas. Varios cargos municipales se vieron obligados a dimitir ante la magnitud de la tragedia y la posible dejadez municipal.  La investigación del terrible suceso ya hacía suponer que llevaría mucho tiempo, dado el número de víctimas y su complejidad. El sumario alcanza ya la cifra de ¡10000 folios¡ nada menos. Todo parece indicar que el promotor del festejo infernal, el ya tristemente famoso Miguel Ángel Flores, vendió muchas más entradas que el aforo del Madrid Arena permitía, aunque él se empeña en decir lo contrario. La policia encontró escondidas nada menos que cerca de 17000 entradas. La capacidad del recinto se estima en unas 10000 personas. Aparte del problema de las entrada en el transcurso del festejo parece que hubo todo tipo de irregularidades, las tres plantas del pabellón estaban atestadas, se permitió la entrada de menores, los porteros actuaban como se supone que actúan los porteros de discoteca, etc., numerosos vídeos han dejado constancia de todos estos fenómenos, que los abogados de Flores se empeñan en decir que son falsos o están manipulados, los mismo que el números de entradas encontradas. Así mismo Flores afirma que la avalancha se produjo por la escasa viigilancia policial, que no impidió que se colaran 4000 jóvenes sin orden ni control. Pero los vídeos siguen mostrando que no pasó nada de eso, sino que la marabunta se forma ya dentro, cuando los porteros desvían a los chicos por los muelles de carga, hacia la pista y al vomitorio donde ocurrió el aplastamiento. Es de suponer que seguiran apareciendo más datos e informes que aclaren defintivamente lo que acaeció, y que los culpables tengan su justo castigo, y los familiares de las chicas el resarcimiento moral y económico a la altura de los sucesos.