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La guitarra española


J. L. Gamallo. No creo que me equivoque mucho si digo que si existe un un instrumento musical que se asocie sin mucho esfuerzon con España, ese es la guitarra, sensual artefacto al que es preciso abrazar cariñosamente para sacar del mismo los más bellos sonidos. Sin duda, muchos de los turistas que se acercan a Madrid, uno de los lugares de visita casi obligado es acercarse a un tablao flamenco, donde la guitarra es el acompañamiento obligado a cantaores y bailares. La guitarra ha sido consustancial al devenir del flamenco, que empezó a forjarse en los bajos fondos del siglo XIX. Aunque muy pronto recibió la atención de la aristocracia que gustó de llevar a grupos flamencos a sus fiestas palatinas de cierto desmelenamiento, o montarse juergas en los reservados de los tablaos. Será en el siglo XX cuando la guitarra flamenca saldrá del "ghetto" de la marginalidad, y muchos guitarristas, como Paco de Lucía, Tomatito, Pedro Javier González, llevaran los palos flamencos a los auditorios y las salas de concierto de España y todo el mundo. Pero junto a esta vertiende popular, en el siglo XIX también hubo una serie de músicos, compositores e intérpretes, que se esforzaron en situar a la guitarra al nivel del piano o el violín, hay tenemos los casos de Dionisio Aguado, Fernando Sors, Tárrega, o el mismo Paganini que escribió largamente para la guitarra. En 1893 nace en Linares Andrés Segovia, reconocido universalmente como el Rubinstein de la guitarra, y que supuso una transformación completa tanto en lo que se refiere a su técnica, su repertorio y su aceptación como instrumento de concierto. Segovia paseó la guitarra española por todo el orbe y con enorme éxito. Muchos compositores escribieron y le dedicaron obras, Villalobos, Ponce, Tansman, Castelnuovo-Tedesco, Rodrigo, Moreno Torroba, etc. Su nombre ha quedado indisolublemente unido al éxito y difusión de la guitarrra. En el año 1939 se produjo una curiosa coincidencia, cuando tres compositores escribiieron sendos conciertos para guitarra y orquesta, Ponce, con su concierto del Sur, Castelnuovo-Tedesco, con su concierto en Re, y Rodrigo, con su famosísimo y popularísimo Concierto de Aranjuez,estrenado por Regino Sainz de la Maza, en una España que salía de la dura Guerra Civil. Sin desmerecer los otros conciertos, el de Aranjuez ha superado, sin duda, todas las previsiones de éxito, y que sigue durando. Todos los grandes guitarristas lo tienen en su repertorio, y ha su bellísimo Adagio ha sido objeto de todo tipo versiones. Incluso Paco de Lucía lo ha llegado a grabar. Rodrigo después del de Aranjuez ha seguido escribiendo para la guitarra, piezas a solo o de concierto, para una, dos y hasta cuatro guitarras. Así para Segovia compuso la Fantasía para un gentilhombre, basada en piezas de Gaspar Sanz, y el concierto Andaluz, para el cuarteto de los Romeros. A lo largo del siglo XX otros compositores han seguido componiendo como Arnold, Berkeley, Brower, Britten, etc., La nómina de los guitarristas es enorme, en España destacó lo figura de Narciso Yepes, con su guitarra de 10 cuerdas, así como la familia de los Romero; en el mundo anglosaón Bream y Williams. En la actualidad el número de estudiantes de guitarra por todo el mundo es enorme. En Europa oriental, China y Japón aparecen nuevas figuras casi todos los días. Así en nuestro hostal hemos tenido durante unos días al joven y brillante guitarristas rumano Mircea Gogoncea, que ha participado en Madrid en el concurso de la Fundación Gredos-San Diego, donde alcanzó el 2º premio. Aquí podemos disfrutar de su interpretación de los valses poéticos de Granados, según la transcripción para guitarra realizada por Joaquin Clerch.