También celebramos ya el Black Friday

J. L. Gamallo. Es imposible negarse a reconocer la inmensa influencia de los EE.UU., de sus gustos y costumbres en el restos del mudo. La coca-cola, las hamburguesas y los perritos calientes forman parte ya de la dieta alimentaria de millones de terrícolas, y en España no hemos escapado a esta influencia, a pesar de tener alimentos de muchísima mayor categoría o bondad, como el jamón, por sólo mencionar a uno de los más signficativos. Cine y tv se encargan de ir introduciendo más y más usos y costumbres yankees. En Navidad el impsible Santa Claus hace la competencia a los Reyes Magos, para la Festividad de Todos los Santos, hemos adoptado Halloween, donde jóvenes y menos jóvenes se visten de brujas, demonios y psichokillers y pasean su horror por las calles de Madrid. Los estadounidenses tienen en noviembre otro par de celebraciones significativas y consecutivas, el Día de Acción de Gracias, con el que estamos sumamente familiarizados gracias al cines, fiesta en la que se reunen las familias entorno a un pavo, y que recuerda a la que hicieron los padres peregrinos, y el Black Friday, especie de antesala de las compras de Navidad. De momento el Día de Acción de Gracias sólo lo celebra en particular la colonia norteamericana, y varios restaurantes proponen una cena donde, claro, el pavo es el plato estrella. Para este año el hotel Ritz tenía un exquisito menú para el Thanksgivings Day. La tercera aportación, el Black Friday, parece tener algo más de suerte, y varias cadenas comerciales han lanzado diversas campañas comerciales para popularizar unos días más de consumismo (ya que el Viernes Negro dura toda el fin de semana), tentándonos con ofertas, aparentemente, muy difíciles de rechazar Las Rozas Village, la Fnac, Media Mark, operadoras de móvilea y ,por supuesto, El Corte Inglés han sido los principales propagadores de la nueva costumbre comercial tan tìpicamente norteamericana