Parroquia de Santa María la Blanca (Montecarmelo). Una nueva forma de arquitectura religiosa.

J. L. Gamallo. Durante muchos siglos los edificios más significativos y destacados de nuestros pueblos y ciudades fueron las religiosas: catedrales, iglesias, monasterios, ermitas se elevaban sobre el caserío, elevando sus cúpulas y sus torres hacia el cielo. Los mejores artistas y artesanos daban lo mejor de su genio para vestir paredes, capillas, retablos, con las más bellas imágenes y cuadros.

A partir del Concilio Vaticano las nuevas directrices sobre el arte religioso provocaron bastantes sinsabores y despites. El arte moderno parecía no congeniar bien con la tradición milenaria del arte cristiano. Siempre hay excepciones, claro, y en Madrid, hace unos pocos días, el cardenal Rouco Varela en uno de los más recientes pau's madrileños, el de Montecarmelo, junto a la carretera de Colmenar.

La nueva iglesia es un empeño personal de Luis Lezama, el creador de la taberna del Alabardero, donde han encontrado salida muchos chicos sin futuro. El arquitecto Naso González Pérez ha creado un templo de nuevo cuño, luminoso, diáfano, donde se siente la presencia divina.

Detrás del altar mayor un gigantesco transparente a modo de ingente muro translúcido, que convierte a la sierra de Madrid en un espectacular retablo natural,sin comparación posible. Sólo un Cristo, que parece flotar, de unos 8 m dealto, obra del escultor Tomás Ugartemendia de Tolosa, adorna el altar mayor. En uno de los laterales corre una reguera adornada con flores.

Los habituales bancos corridos han sido sustituidos por cómodas butacas. Aunque está muy alejada del centro, merece la pena visitar este nuevo ejemplo de arquitectura religiosa, que es posible que abrá nuevos senderos.