El Real Madrid decacampeón de Europa

J. L. Gamallo. Me parece que en estos momentos debe haber pocos sitios en el mundo que no sepan que el Real Madrid se ha convertido en el nuevo Campeón de Europa, que es como decir del Mundo, sin duda. Después de un partido de altísima tensión, enfrentado a su eterno rival de la villa y corte, el Atlético de Madrid, al que vencía amplísimamente, el Real, el equipo de fútbol por antonomasia, conseguía la décima copa de Europa, una cifra difícilmente alcanzable. De todas formas, nuestra ciudad, Madrid, hubiera ganado igualmente, se llevara el trofeo europeo, quien se lo llevase, los merengues o los colchoneros. Podemos decir con orgullo que Madrid ha aparecido en lun ugar relevante en todo los medios informativos del mundo, pues, lógicamente, todos se han hecho eco de la final, un derby de lujo a orillas del Tajo, entre ambos equipos capitalinos, y luego el triunfo incontestable del Real, ante la presencia de los Reyes de España, que se trasladaron a Lisboa para ser testigos de excepción del encuentro, y felicitar a los ganadores. No cabe duda que el Rey estaba contento con el triunfo, y abrazó efusivamente a Casillas y a Ramos. No en vano, su abuelo, don Alfonso XIII le concedió el título regio a este equipo centenario. Después de esta victoria superba, el Madrid asciende a al supremo Olimpo de los vencedores más absolutos y sin parangón posible, los reyes de Europa sin rivales. Ya de regreso en a Madrid, una diosa de la Antigüedad, Cibeles, desde su carro tirado por los leones Hipómenes y Atalanta, fue testigo del apoteósico recibimiento que tuvieron los hérores por parte de sus seguidores, que aguantaron pacientemente hasta su llegada a las 6 de la mañana, cuando la comitiva triunfal, que descendía por la Castellana hizo su entrada en la majestuosa y casticísima plaza madrileña, con el impresionante edificio del Ayuntamiento capitalino a sus espaldas, entre un flamear de banderas blancas y españolas. Madrugada inolvidable. Una pasarela permitía que el capitán del Real Madrid, Iker Casillas y Sergio Ramos, autor del gol del empate, llegasen hasta la diosa helénica y la adornasen con la bufanda del equipo. Sin duda, la diosa es la más fiel seguidora del Real Madrid, que visto como el equipo de la capital por excelencia celebraba su incontables triunfos. Esta año dos, la Copa del Rey y la Copa de Europa, que pasarán a engrosar la ya de por sí excepcional e inigualable sala de trofeos del Museo del Real Madrid, equipo que sigue haciendo historia, encaramado en lo más alto del podio del fútbol mundial, del que será muy difícil que pueda ser bajado.