La iglesia de San Sebastián, la parroquia de los literatos áureos

J. L. Gamallo. El denominado Barrio de las Letras o de las Musas recibe tal nombre por haber sido

durante el Siglo de Oro (y también en épocas posteriores) el lugar de residencia de los más grandes genios de la Literatura española de todas las épocas, Lope de Vega, Góngora, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, el más gigante de todos, Cervantes, y en épocas posteriores, Larra, Espronceda, Benavente, etc.

El barrio era el centro de la vida artística, centrada en las representaciones teatrales de los corrales de comedias primero, y después, durante los siglos XVIII y XIX, en los teatros a la italiana, algunos de los cuales han subsistido, como el teatro Español o el de la Comedia. Pero no todo era diversión y representaciones teatrales, sino que también había lugares para la oración y el recogimiento. El centro de la vida religiosa del barrio era la iglesia de San Sebastián, la parroquia de los cómicos y los comediógrafos, que se eleva al principio de la calle de Atocha. Sus orígenes se remontan al año 1541, siendo creada por el cardenal Juan Tabera, arzobispo de Toledo. En su origen era una ermita consagrada al culto de San Sebastián, que fue ampliada en 1554 dada su extensa demarcación.

Las obras concluyeron en 1578, constando el templo de tres naves. A principios del siglo XVII se realizan nuevas obras, y se construye la torre, situada en la esquina de Atocha con la calle de San Sebastián. El interior se enriqueció con retablos de Churriguera, Carducho y Barcenilla. Era la sede de la Cofradía de la Virgen de la Misericordia, del Cristo de la Fe (o de los Alabarderos), de la Virgen de la Novena, la de los actores,  y de la Congregación de Ntra. Sra. de Belén y su Huida a Egipto (Arquitectos), la única que ha subsistido. En la Cripta de la capilla están enterrados los arquitectos Ventura Rodríguez, Villanueva y otros nueves arquitectos. Por desgracia, la Guerra Civil se cebó de manera trágica sobre este histórico templo. Bombardeada en el primer otoño de la contienda, se salvaron la torre, la cabecera y la capilla de los Arquitectos. Ya con anterioridad, en el mes de julio había sido incendiada y saqueada por las turbas revolucionarias, perdiéndose casi todo su patrimonio. El valioso Archivo parroquial se libró de la destrucción, y acabada la guerra fue restituido a la parroquia.

Las obras de reconstrucción, debido múltiples dificultades, duraron hasta 1958, en las cuales, para ensanchar la calle de San Sebastián, se tuvo que derruir la torre. El 7 de mayo de 1959 se bendijo el nuevo templo. El 10 de octubre de 1969 fue declarado “Monumento Nacional Histórico Artístico”, atendiendo a ciertos elementos de interés arquitectónico, y sobre todo por la larga lista de personajes ilustres que aparecen en las Actas del Archivo parroquial. Por ejemplo aquí se casaron Claudio Coello, Bocherini, Larra,  Madrazo, Zorrilla, Modesto Lafuente, Bécquer, Fortuny, Canalejas, Sagasta, Menéndez Pidal, Valle-Inclán, Buero Vallejo, etc. Entre los batizados Tirso de Molina, Ramón de la Cruz, Morratín, Luis Candelas, Barbieri, Echegaray, Raimundo Fernández Villaverde, Benavene, El Galllo, etc. El nuevo templo no tiene nada que ver con el precedente, este es de estilo neorrenacentista, de planta central ochavada, con una gran cúpula central con linternas, que le confieren una gran luminosidad. El retablo de la cabecera está dedicado a San Sebastián, los laterales a la Virgen de los Dolores, Santa Maravillas de Jesús, San José y la Virgen de la Novena. El órgano, desgraciadamente no muy utilizado, es de un bello sonido.

La puerta principal se abre a la calle de Atocha, precedida de un pequeño atrio, decorado recientemente con un poderoso fresco que representa el martirio de San Sebastián, debido al pincel de uno de los párrocos, D. Gerardo Gómez, autor del cuadro del retablo de Santa Maravillas de Jesús. La puerta lateral, que da la calle de San Sebastián, conserva los restos de los que fueron la entrada principal.