Ocaña, la villa del comendador

J. L. Gamallo.- En una de sus obras más justamente famosas, "Peribáñez y el comendador de Ocaña", Lope de Vega dramatiza como el poderoso comendador de Ocaña, herido por un toro, está alojado en casa de los villanos Peribáñez y su mujer, la bella Casilda, en la que pone sus ojos el lúbrico comendador, e intenta poner otras partes de su anatomía, al que lógicamente da muerte Peribáñez; éste, aunque merecedor de la máxima pena, al final es perdonado por el Rey, que se da cuenta del abuso en el que estaba incurriendo el comendador. Lope de Vega, que residió en Ocaña, tal vez se hizo eco de alguna historia relacionada con alguno de los comendadores de Santiago, la poderosa orden a la que pertenecía la villa de Ocaña, que desde la Antigüedad ocupa un lugar estratégico. En la Edad Media fue un enclave militar, político y religioso. La encomienda de la orden de Santiago abarcaba desde Ocaña a Zurita y Uclés. A sólo 68 km de Madrid, el 19 de noviembre de 1809, se enfrentó el ejército españal, bajo el mando del general Areízaga, a las poderosas tropas francesas del mariscal Soult, que saldó con una terrible derrota para las armas españolas. Ocaña conoció el furor destructivo del "gabacho". Fruto de este pasado Ocaña cuenta con un rico patrimonio, que un viajero deseoso de conocer lugares poco trillados o desconocidos, debería de visitar.

Sin lugar a dudas el monumento estrella es su espectacularísima Plaza Mayor, seguramente la tercera de España, después de la de Salamanca y Madrid. Data de finales del siglo XVIII, en estilo neoclasicista. La Plaza sorprende por la grandeza de sus dimensiones y la austeridad de su estilo, la regularidad de los arcos. Es el escenario ideal para la recreación de mercados medievales y otros sucesos históricos que acaecieron en la villa.

En los sosportales y calles adyacentes hay todo tipo de establecimiento donde se puede adquirir gastronomía y artesanía locales (especialmente el botijo blanco). Si la Plaza nos ha excitado favorablemente, casi más impresionante es la denominada "Fuente Grande", conocida como "monumento del agua", portentosa construcción que data de fines desl siglo XVI, que parece que en su diseño, lo que es evidentísimo, participó el gran arquitecto del Escorial, Juan de Herrera.

La obra se compone de la fuente, bajo una arquería de medio punto, una impresionante plaza empedrada y los lavaderos. La fuente se alimenta de las aguas de la cuenca alta del arroyo de los Yesares. Dada su categoría, no es extraño que en 1976 fuera declarado Monumento Nacional.

El viajero curioso aún le quedan algunas sorpresas como el convento de los padres Dominicos; de estilo renacentista, tiene una bella iglesia y claustro atribuido a Covarrubias. Asimismo alberga el Museo Porticum Salutis, donde de manera muy didáctica se describe la labor misioneros de los dominicos por el mundo, especialmete por el Extremo Oriente, donde mucho misioneros lograron la palma del martirio, como los de la inscripción que recuerda los nombres de los 28 dominicos de Ocaña asesinados en 1936.

El comendador don Diego Gutiérrez de Cárdenas, amigo y consejero de los Reyes Católicos, construyó un palacio de bello estilo mudéjar, el Palacio de los Cárdenas. que todavía subsiste. En el se alojaban los Reyes a su paso por Ocaña. Fue declarado Monumento Nacional en 1931. Actualmente es la sede de los juzgados comarcales.

La iglesia parroquial es un templo de estilo neoclásico de gran factura, construido sobre el solar de la antigua mezquita. De gran estilo gótico es el Rollo de Justicia, casi enfrente de la torre neomudéjar del que fuera Colegio de los Jesuitas.

No conviene olvidar la torre y la portada de la iglesia de San Martín, de estilo herreriano. En el convento de San José reposan los restos del gran poeta y miltar que participó en la conquista de Chile, Alonso de Ercilla, autor de La Araucana.

Y luego pasear por sus calles, donde quedan bellas casas blasonadas, y reponer fuerzas degustando recias muestras de la cocina manchega, como judías con perdiz, arroz con liebre, calderetas de cordero, gachas, migas, atascaburras, pistos, los vinos de La Mancha, y el famoso y extraordinario queso manchego.