17 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco

J. L. Gamallo. El 12 de julio de 1997 prácticamente toda España se quedó muda y suspensa de horror cuando se encontró el cuerpo agonizante de Miguel Ángel Blanco, joven concejal del PP en el pueblo vasco de Ermua. Aunque ya han pasado 17 años del execrable y espantoso asesinato a manos de tres crminales de ETA (Txapote, Amaia y Oker), que felizmente cayeron en manos de la ley, el recuerdo de aquellos días previos y posteriores a su muerte no se han olvidado. Toda España se lanzó a la calle como nunca, exigiendo a los terroristas y sus valedores que devolvieran con vida al joven político secuestrado. Aquel grito desgarrado de los españales no fue oido y escuchado por sus crudelísimos secuestradores y sanguinarios asesinos. El espíritu de Ermúa, un llamamiento para actuar conjuntamente contra el terror asesino quedó en nada, y cada partido siguió a lo suyo, sobre todo los partidos vascos que miraron para otro lado ante lo que se les venía encima. Afortunadamente el recuerdo de la inocente víctima inmolada en el altar del odio del nacionalismo asesino no ha caido en el olvido, y en varios municipios madrileñós se ha homenajeado a Miguel Ángel Blanco con diferentes actos conmemorativos y ofrendas florales. En Madrid, la alcaldesa Ana Botella, junto con Mari Mar Blanco, la delegada del gobiernos y miembros del consistorio (es preciso destacar la ausencia de Izquierda Unidad) ha inaugurado en Chamartín un busto del concejal asesinado en unos jardines que llevarán su nombre. La inscrpción del monumento dice: "Siempre en nuestra memoria. En recuerdo a Miguel Ángel Blanco y a todas las víctimas del terrorismo". Esperemos que que su recuerdo y el de todas la víctimas asesinadas por el nacionalismo terrorista vasco nunca desaparezca de nuestra memoria y nuestros corazones.