El arte conceptual de Heimo Zobernig en el Palacio de Velázquez del parque del Retiro

J. L. Gamallo. Seguramente, después del Museo del Prado, el Centro de Arte Reina Sofía es el museo más visitado de Madrid, sobre todo si eres amante del arte moderno. Pero lo que mucha gente no sabe es que el Reina Sofía tiene dos dependencias en el exterior del museo, el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez, dos bellos edificios edificos decimonónicos, construidos para una exposición sobre nuestas últimas colonias. Allí se celebran determinadas exposiciones, no tienen cabida en el Reina Sofía.

Como el Retiro suele ser una de las visitas quasiobligadas para nuestros visitantes, nada mejor que dejarse caer por alguno de estos dos edificios, que están muy cerca el uno de el otro, y ver si hay alguna exposición. En el Pabellón de Velázquez, y hasta del 15 de abril del 2013, hay una exposición de artista multifacético Heimo Zobering ya que ha experimentados en varios campos: pinturas, escultura, video, instalaciones, intervenciones arquitectónicas, etc. En fin, una especie de Leonardo contemporáneo.

Según el folleto que se entrega a la entrada "el proceso expositivo y sus contextos constituyen el núcleo de la exposición".  En el mismo folleto se adivierte que para el artista tanto el suelo situado bajo una escultra o la pared de la que cuelga una pintura son igualmente interesantes como una pequeña intervención arquitectónica en el espacio expositivo.

El arte de Zobernig realmente no es fácilmente comprensible, la exposición es como un montaje minimalista y desnudo, de una gran frialdad. El Palacio en sí es una parte importante de lo que se ve. Los cuadros, aparentemente monócromos, que cuelgan de las paredes parecen fundirse con las paredes, sólo al acercarse se vislumbran diferentes trazos.

Hay dos grandes instalaciones a modos de enormes y opresivas celdas escenificadas. Con los tubos finales de los rollos de papel higiénico hay una escultura que podría recordar a las serpientes del famoso grupo helenístico del Laocoonte. En fin, acaso una exposición muy minoritaria, y que obliga a intentar leer los diversos significados que el artista nos propone como un acertijo. Un mensaje frío y cerebral.