Hostal HorizonteBlog / Un fin de semana entre islas y canales. Venecia, Murano y Burano la polinesia italiana.

Un fin de semana entre islas y canales. Venecia, Murano y Burano la polinesia italiana.


J.C. Gamallo: Cuando llegué a la plaza de Roma en Venecia, regresaba de un viaje de esquí durante una semana en el Tirol austriaco. La plaza estaba abarrotada de coches y autobuses con gente que se apeaba de ellos y que corría hacia los vaporettos o al puente de la constitución para tomar un tren al otro lado del canal. Sería la última vez que vería un automóvil durante dos días, el tiempo de mi visita a Venecia, pues en esta ciudad, está prohibida la circulación de coches y motos. Pero había algo que me llamó la atención, aparentemente todos éramos turistas.

Puente de Calatrava en el Gran canal de Venecia


Venecia nació y creció hace cientos de años en una zona pantanosa en una especie de polinesia del nordeste de Italia. Habitada desde época romana por pescadores, aumentó su población durante las invasiones germanas en el siglo V, pues se utilizó como refugio por muchos de los habitantes de Padua. Ya que las islas quedaban protegidas de los invasores, por una red de arenales ocultos bajo el agua, que servían de muralla invisible. Pero su esplendor no llegaría hasta la Edad Media, al acercarse su política a la órbita de Bizancio, consiguiendo así su propio gobierno constituido por 12 tribunos, uno por cada isla principal, que eran dirigidos por un Duque.

Gondola y gondolero en el Gran Canal de Venecia


En el siglo IX obtuvo su independencia de la Italia dominada por los francos, y su gobierno era dirigido por un dux o dogo, cargo que recaía en un noble con carácter vitalicio. Incluso consiguió una gran autonomía del Imperio de Oriente radicado en Bizancio. En el siglo XV aglutino lo mejor de oriente y occidente y comenzó su dominio en el mar y en las rutas comerciales entre Europa y Asia. La conquista de Constantinopla por los turcos en 1453 y el descubrimiento de América por el Reino de Castilla y Aragón en 1492 reoriento las rutas comerciales y Venecia se vio obligada a guerrear permanentemente con los turcos.
Posteriormente, tras ser invadida por Napoleón, decayó política y económicamente hasta que perdió toda su independencia al ser anexionada en 1797 a Austria.

Palacio veneciano en el Gran Canal



La Venezia que ahora visitamos perteneciente a Italia desde el año 1866 y básicamente perdura su primitiva concepción. Como cualquier comerciante de antaño, ahora el turista y viajero al llegar, deberá desplazarse en barca y cruzar los mismos puentes cuan Marco Polo moderno.

Palace Venize



En la Plaza de Roma montamos en un vaporetto de la línea 1 hasta la parada de Giglo. Al ser inicio de línea, la parte trasera esta vacía y nos podemos sentar y disfrutar del gran canal. A nuestros lados se suceden las bellas fachadas como la de los palacios, Ca' d'Oro, hermosa construcción con su característica fachada gótica de arcos mixtilíneos, y la del  Ca' Rezzonico, imponente palacio barroco, obra de Baldassare Longhena. O de otros muchos, los cuales ahora están deshabitados. Estos quedan delimitados en manzanas por pequeños canales, en los que entran y salen góndolas dirigidas por expertos remeros, vestidos con la típica camiseta a rayas azules y blancas, pantalón negro y sombreo de paja.
Pasamos bajo el animado puente  de Rialto, uno de los iconos de Vencía.

Puente de Rialto en Venecia

Arriba se agolpan los turistas para fotografiar el canal mientras los mercaderes de sus tiendas ofrecen sus productos a los nuevos compradores de suvenires. El vaporetto se acerca al embarcadero y atracamos. Se apean viajeros y montan otros. En la orilla, abundan lujosos restaurantes con terrazas desde donde tomar un café capuchino o un gelato. Y a los pies de ellos están los embarcaderos de góndolas y lujosas lanchas taxi de diseño de los años 60 con remates en madera, metal y cuero rojo.

Gondola de Venecia


El operario desamarra el barco, y proseguimos serpenteando por el canal, esquivando otras naves y aminorando la velocidad cuando no  podía adelantar la que nos precede.
Pronto llegamos al tercer puente que cruza el gran canal, es el de la Academia, mucho menos concurrido que el de Rialto, este es de madera a diferencia del otro que era de piedra. La siguiente parada es la nuestra, desembarcamos y dejamos por un momento el canal.
Tras 20 minutos en barco, pisamos tierra firme, y nos colamos por el callejón de Gritti, estrecho y obscuro, que desemboca en la plaza de CP. S. María Zobenigo, giramos a la izquierda y tras cruzar dos pequeños puentes que atraviesan sendos canales, llegamos a la calle Zagurri, donde está la Residenza San Maurizio http://www.residenzasanmaurizio.com Aquí hemos reservado a través de booking dos noches de estancia. Nos recibe una simpática recepcionista. Es una bella veneciana que habla perfectamente español. Tras el check in de rigor, nos entrega las llaves de las habitaciones. Éstas tiene una gran ventana con vistas a un pequeño tejado. Lo único malo, es que la wifi no es gratuita. Por lo demás el hotel es perfecto.

Residenza San Maurizio Venezia, Venecia


Es medio día ya,  salimos a comer algo y a visitar la ciudad. Paramos en la plaza de San Estefano a comer una piadina y un helado. Hace bastante calor y se nota la humedad del pantano que nos rodea. Por todos los lados abundan los turistas, desde los habituales backpackers, a grupos de monjes cristianos y a sofisticadas parejas de con modelitos comprados en las boutiques de la calle San Moisé.

Turistas en los canales de Venecia


Callejeamos, más bien “canalejeamos” en dirección al Puente de Rialto. Sería como andar por el Laberinto cretense del Minotauro, ya que es muy fácil perderse y muy difícil orientarse. Aunque por norma, en casi todas las esquinas hay alguna indicación con una flecha que dice, Plaza de Roma, Rialto, Academia, S Marcos…

Indicaciones de calles en Venecia

Con la proximidad del puente, hay más y más gente. Pocos sitios he visto tan concurridos por turistas hasta el día de hoy. Una vez alcanzada la parte alta del puente, casi había que darse de codazos para conseguir levantar la cámara y sacar una foto.

Grupo de amigos del viaje a Venecia

Allí se retrataban caras de todos los rasgos existentes a día de hoy en el mundo, pero principalmente asiáticos y eurocaucasianos. Y éstos se peleaban y se colaban los unos a los otros para hacerse con el preciado espacio vital y poder inmortalizarse en la barandilla del puente.

Gran Canal desde el Puente Rialto. Venecia.


Retomado  el paseo vi una tienda de máscaras que me llamo la atención, cosa difícil pues debe de haber miles en  toda Venecia. En ella estaba el dueño, Alberto Sarria: http://www.masksvenize.com A la vez padre y artista de todas las máscaras de la tienda. Su gusto es exquisito, con gran amabilidad me enseño las diferentes caras postizas que tenía, y me dio una breve explicación de los inicios del uso de las máscaras, así como del origen de los carnavales de Venecia:
                -Por un lado el origen  de las máscaras, comenta Alberto, es muy antiguo, y su uso de ser libre, poco a poco se fue restringiendo, pues servía para encubrir todo tipo de maldades, hasta que tras la invasión de Napoleón, quedo totalmente prohibido, pues se temían atentados y con esta ley los querían disuadir.

Le pregunto por una máscara típica y me señala una de nariz muy larga:
                - Esta era la usada por los médicos de la peste, tenía esta prominente nariz para poner dentro hierbas aromáticas, se complementaba con este velo y este sombreo negro, indica. También hay que diferenciar entre las máscaras del hombre, con una cinta para atar en la cabeza, y las de la mujer que se sujetan mordiendo una bola de madera con los dientes. Ya que de esta manera, su voz quedaba distorsionada al hablar, y era más difícil reconocerla pudiendo pasear libremente.

 

Tienda de máscaras en Venecia


 Finalmente hablamos del presente del carnaval. Ya no es lo que era me dice, en la actualidad solo hay buenas fiestas en los palacios, y si no tienes invitación, entrar cuesta más de 700€. Y en la calle  llegan miles de turistas para sacar fotos, y ver los disfraces. Pero ellos no participan y son meros observadores. Con nostalgia me habla de los carnavales de los años 80, en los que miles de personas bailaban en la plaza de San Marcos bajo una intensa lluvia sin importarles esto lo más mínimo.
Como decimos aquí esos maravillosos años nunca volverán. Nos despedimos con una invitación por su parte para los carnavales de Venecia del año 2012 y bajo mi brazo van dos máscaras, una de Pantaleone y otra de la cara del león emblema de Venecia.

Calle del Puente Rialto


Salimos de la tienda, y la Ruga Rialto parece más llena aún de gente, todos con un frenético y un poco irracional ir y venir. Así nos sumamos a ese rio humano con tintes de marabunta. Al igual que esa temida masa de hormigas, a nuestro paso, intentamos no dejar nada atrás sin que haya sido escrutado, y si lo parecido a delicioso manjar, lo fotografiamos todos juntos y apelotonados.

Gondolero de Venecia


Para hacer un descanso, y reponer algo de fuerzas entramos en una cafetería. Éstas son un descanso para los sentidos, pues te permiten desconectar del barullo de la calle, y  a su vez son una pequeña sesión de aromaterapia, por los aromas del café.

 

Cafeteria Italiana en Venecia


El día está llegando a su fin, y queremos tomar otro vaporetto para ir por el gran canal con el sol atardeciendo. En uno de los canales nos cruzamos con la única mujer gondolera. ! Ya es casualidad! Llegamos hasta el puente de la Academia y en esta parada montamos en dirección a la Plaza de Roma.

 

Mujer gondolera de Venecia


Con la luz baja, y el color rojizo del atardecer, las fachadas de los palacios y las iglesias ganan volumen y se tornan más cálidas. El tránsito por los canales se hace más tranquilo poco a poco. Hay gaviotas que vuelan haciendo pasadas a ras del agua y muchas reposan en los troncos a lo largo del canal.

Atardecer en el Gran Canal de Venecia

A la altura de S. Marcuola desembarcamos y embarcamos en otro vaporetto para desandar el camino en dirección al atracadero de Vallaresso San Marco.

Amarrando vaporetto en gran canal de Venecia

Pasamos bajo Ponte Rialto y Ponte l´Accademia y al poco estamos frente a los jardines reales, al lado del embarcadero de la plaza de San Marcos.

Puenete de la Accademia en el gran canal de Venezia


Es casi noche, y esta es la luz que más me gusta de todo el día. Una mágica luz azul celeste ilumina el Palacio Ducal y la Basílica de San Marco.

camarero plaza San Marcos en Venecia.

Vamos en busca del puente de los Suspiros, el cual aparece encajonado entre unos carteles de Toyota pues están haciendo trabajos de mantenimiento en esas fachadas. El suspiro que di al verlo así, no es comparable al que daban todas las personas que lo cruzaban hace años, pues eran reos camino de la prisión con un final poco prometedor.

Puente de los Suspiros en Venecia


Ya son casi las ocho de la tarde, aquí noche, y decidimos ir a dejar algunas cosas al hotel e ir luego a cenar. La plaza se está vaciando, y ya casi nadie. Empezamos a tener un poco de tranquilidad despues de una tarde digna de unas navidades en la calle Preciados.

Palacio Ducal, Plaza San Marcos en Venecia

Salimos de la plaza San Marco por la calle S. Moisé, y miramos para atras y sacar una foto del campanario.

Campanario Plaza de San Marcos venecia

El primer escaparate en esta pequeña salida es de la tienda de Chanel, le siguen otras marcas no menos exclusivas. Hay unos pocos africanos vendiendo bolsos con el anagrama de LV, y algunos banglas que venden unos artefactos voladores que harían las delicias al mismísimo Leonardo Da Vinci.

 

Bolsos falsos en Venecia


Tras una breve parada en el hotel, vamos a un restaurante recomendado en la Lonely Planet. No son ni las 9 de la noche, y solo hay una mesa más ocupada. Nos preparan una mesa para catorce. La cena es correcta sin más: Unos entrantes para compartir y luego un segundo plato, que en mi caso es lubina a la brasa.

propietario restaurante en Venecia


Es sábado por la noche, e intentamos encontrar la marcha veneciana. Pero pronto descubrimos que es tarea casi imposible, pues no hay discotecas, y los pocos bares que hay abiertos son para tomar algo y charlar con los amigos. Paramos a tomar algo en la zona de la Accademia. Aunque p ronto nos vence el sueño ya que el día comenzó a las 6 de la mañana en Austria y decidimos regresar al hotel.

Vida nocturna de Venecia



Lo que antes era una ciudad que hervía de vida y de gente, ahora está literalmente desierta, no hay nada ni nadie por las calles, parece que hay toque de queda. Para mí que estoy acostumbrado a vivir la noche del centro de Madrid casi a diario, ya que los alrededores del Hostal Horizonte es donde está la mayor parte de la noche madrileña, es poco más que una decepción. Tengo la sensación de estar en un decorado que se abre por el día, y que llegada la noche cierra sus puertas sin nada que ofrecer a viajeros que busquen algo más…

Gran canal de Venecia por la noche desde el puente de la Accademia


Amanece el domingo, hemos dormido profundamente toda la noche, y sin darnos cuenta de que la ventana estaba abierta. Realmente hace muy buena temperatura. Salimos de la Residenza San Maurizio y desayunamos algo en un bar a pocos metros de su puerta. Los escaparates estaban llenos con botellas de limoncello, una especie de licor en la que se maceran limones.
Hoy tenemos en mente visitar un par de islas cercanas, una es Murano y la otra es Burano. Si bien están próximas la una de la otra se diferencian claramente. Una tiene una industria cristalera famosa en el mundo entero, y la otra es un pueblo de pescadores. Antes de ir hacia las islas pasamos por San Marcos, son las 10.30 de la mañana y ya está llena de gente, vemos los horarios del Palacio Ducal y de la torre Dell Órollogio para visitarlos al regreso de las islas.

Turistas chinos en la plaza de SAn Marcos

El vaporetto que va a esas islas está al otro lado del gran canal, y debemos atravesar andando de nuevo el laberinto de puentes y callejuelas. Nos llevará más de una hora llegar al muelle Fundamente Nove.

Canal en Venecia

Al poco estamos navegando en medio de la laguna en una especie de calle delimitada por pilotes de madera (¿Idea de Napoleón?) A la derecha dejamos en una isla el cementerio de San Michele. Finalmente divisamos Murano, y arribamos en el canal de San Giovanni, apeándonos en el muelle de Museo.

Laguna de veneta, vuelo de avion de Venecia a Madrid al fondo


Murano es una archiconocida isla por la calidad de sus creaciones en cristal. La totalidad de las tiendas que dan a los canales principales, se dedican a la venta de sus cristales, con más o menos gusto, y de más o menos calidad, pues es fácil ver figuras cristalinas más bien hechas en cualquiera de las factorías de los suburbios de Shanghái.

Iglesia de San Martino en Burano

Aun así merece la pena entrar y ver que hay. Siempre es un bonito recuerdo si se tiene la certeza de que realmente es de Murano. Andamos por el canal hasta la iglesia de Santa María e Donato, cruzamos por un puente el canal y entro en una tienda de bellas lámparas. Me saluda una chica, y al entender que soy español, me habla en castellano, ella es cubana. Me pregunta que si estoy interesado en alguna cosa, e indico que me gustaría saber el precio de alguna lámpara. Le señalo la 34, una bella lámpara de cristal blanco de la que cuelgan lágrimas de color verde. Su precio me dice son 4000€ puesta en Madrid con todo. Pero me sonríe y me dice, seguro que la dueña le puede hacer algo de descuento. Con mi mejor sonrisa, le digo que lo pensaré, y que deseo seguir viendo más cosas.

Cristal de Murano


Desandamos el camino y vamos por Riva Longa, voy entrando y saliendo de tiendas para encontrar algo que me llame la atención. Al final en una tienda me gustan unas reproducciones de setas que hace el propio dueño de la tienda. En concreto es una que me recuerda a la que pinto Hergé en la portada de “La Estrella Misteriosa”.

Isla de Murano en Italia

El tiempo pasa rápido y tenemos que ir a Burano, así vamos a la parada de vaporettos en el Faro. El vaporetto que llega esta casi lleno, tenemos que ir en pie hasta la isla. Aquí saludo a unos coreanos. Intento hablar con ellos pero saben menos ingles que yo mandarín.

Barca con gondoleros en Venecia


Arribamos a Burano, esta isla llena de vida, y no solo de vida turística. Burano es una isla de pescadores, y parece ser que siguen ellos siguen haciendo lo mismo que hace cientos de años. La visita a esta isla me parece más recomendable que la de Murano, pues sus casas son polícromas, cada una es de un color y contrastan con el cielo azul del día.

Casas de colores de los pescadores de Burano

A poco que seamos buenos con la cámara, obtendremos una foto postal.  Aparte de la pesca, se dedican al ganchillo y a los encajes, aquí serían felices todas nuestras abuelas pues el surtido es grande. Pena que yo ya no tengo, sino la hubiese llevado una muestra.

Encajes isla de Burano

 

En vía Galuppi entramos a comer algo en La Perla, una pizzería algo menos concurrida que el restaurante que justo tiene en frente.  Pido una pizza margherita, y esta deliciosa. Es mi primera pizza de verdad, y como una porción me sabe a poco, pido otra con salami picante. De hecho hubiese pedido una porción de cada uno de los tipos que preparaban, pero decidí reservar algo de espacio en el estómago para un helado de barquillo de cereza y menta.

Restaurante italiano, una pizza en Burano


Dejamos Burano a las 3.30 pm con muy buen sabor de boca, y no solo por la pizza y el helado, sino porque era una isla habitada. Había ancianos y niños por las calles, así como hombres que hacían arreglos en sus barcas. En las casas se veía vida, pues de las ventanas colgaba ropa puesta a secar.

Barcos en Burano.


Navegamos de nuevo por la laguna Véneta, y coincido de nuevo con los coreanos, un chico y dos chicas. Al final nos entendemos y están de viaje por toda Europa. Ya han estado en España, en Barcelona y en Madrid. Las chicas no paran de sacar fotos, y el chico no muestra cámara alguna. Le pregunto que si no le gusta la fotografía, me dice que sí, pero que su cámara se la robaron en Barcelona. No sé, pero esa historia ya me suena.

De nuevo en Venecia callejeamos hasta San Marco, y entramos en la catedral. Esta es de las pocas cosas gratuitas que encontraremos en la ciudad. Para entrar hay que hacer cola y dejar las mochilas en la entrada, y seguir las normas de no foto, no video…

Catedral de San Marcos en Venecia

Paseamos por el interior,  la catedral esta en perfecta armonía con la Mezquita Omeya de Damasco y a la Catedral de Santa Sofía en Estambul. De hecho fueron coetáneas en culto tiempo atrás y siguieron en algunos elementos, los mismos patrones ornamentales. En si la visita, se convierte en un tontódromo, se entra y se sale sin más. En uno de los laterales, un Padre asiático está impartiendo misa a un grupo de orientales. Incluso el que pasa el cepillo es asiático.

Suelo de marmol de la Catedral de San Marcos en Venecia


En la puerta de la catedral hacemos varios grupos, pero quedamos todos al final de la tarde en la puerta del campanario de la Basílica, para subir a ella y ver desde allí el atardecer. Uno de los grupos, en el que yo voy, va Palacio Ducal.
 Mientras nos dirigimos al Palacio, me cruzo con el fotógrafo de la plaza de San Marcos. Este tiene un puesto en forma de torre con un ordenador y una impresora, con lo que puede imprimir las fotos que saca con una NIKON D7000 a los turistas que aborda.: Chao, foto!!! Hello, a picture with the Cathedrall!!!

retratos en la plaza de San Marcos


Me le quedo mirando y a su vez  se me queda mirando y bajando la mirada se queda observando  mi equipo y al momento pone cara de curiosidad. Le saludo y no me dice que si quiero una foto, me pregunta quién soy y que estoy haciendo. Estaba un poco desconcertado de por que  usaba dos cámaras a la vez unidas por la zapata del flash. Mientras hablo de fotografía con Maurizio Torresan: www.digitimagephoto.it, y del tipo de foto que hacemos cada uno, bromeamos con alguna de las chicas que pasan por delante de su puesto, y ambos las invitamos a sacarse una  foto.  Quedamos en hablar más adelante, y porque no, en ayudarle alguna vez en Venecia en algún trabajo fotográfico.

 

Maurizio Torresan fotógrafo plaza San Marcos Venecia


La entrada que sacamos en las taquillas del museo, permite visitar otros tantos lugares. Pero como tenemos poco más de dos horas, para recorrer sus salas y galerías, no podremos visitar nada más. A la entrada están las típicas advertencias de no foto, vídeo… No dan ningún plano explicativo, aunque si están disponibles en venta y tienen en alquiler una audio guía.
El Palazzo Ducale ('Palacio Ducal'), situado en el extremo oriental de la Plaza de San Marcos, es uno de los símbolos de la gloria y el poder de Venecia. Edificio que combina estilos arquitectónicos bizantinos, góticos y renacentistas, sus dos fachadas más visibles miran hacia la laguna de Venecia y la plaza de San Marcos. El palacio fue residencia de los Doge o Duces venecianos , sede del gobierno y de la corte de justicia y prisión de la República de Venecia. Desde aquí 120 dogos dirigieron el destino de Venecia durante casi 1.000 años.

Catedral de SAn Marcos desde el Palacio Ducal. Venecia


La visita comienza, tras cruzar el patio central que comunica internamente con la Catedral de San Marcos, subiendo por la Scala d’Or. Escalinata bellamente decorada con motivos áureos, que asciende a los pisos superiores, donde se desarrollara la mayor parte de la visita. En la segunda planta, acedemos a un primer salón con dos grandes globos terráqueos y mapas pintados a modo de frescos en las paredes.De aquí pasamos a las habitaciones privadas de los Doges, bellas habitaciones decoradas con cobras de artistas como Veronés, Tiziano y Tintoretto mostrando la historia de Venecia.

Palacio Ducal. venecia


Es la primera vez que estoy en Venecia en un sitio tranquilo. Se nota que no todos los turistas están dispuestos a retratarse en la entrada. Hay tres chicas americanas, me miran los cuadros con cara de fascinación. Una de ellas saca su iPhone y hace una foto a escondidas. Me la quedo mirando y la digo:  Eso no se puede hacer. Ella se pone colorada y esconde su iPhone. Son de Nueva York y están recorriendo Italia por unos días.
Siguiendo la escalinata, llegamos a la impresiónate Sala del Maggior Consiglio, en la que más de 1.000 personas llegaban a votar el destino de La Serenissima. En esta sala se encuentra "El Paraíso", el mayor lienzo del mundo obra de Tintoretto. La curiosidad de esta sala, es que no tiene ninguna columna.

Estatuas Palacio Ducal venecia


Las siguientes salas guardan cientos de armas y armaduras, desde las más clásicas como espadas mandobles y hachas, hasta complejas armas como las espada-pistola y pistolas con aspecto de ametralladora. Hay una reproducción de un caballo y su caballero con su armadura muy interesante. También hay gran variedad de armas castellanas y unas pocas  otomanas.
Desde la armería, bajamos por una estrecha y empinada escalera hasta el Puente de los Suspiros que, da acceso a los calabozos del palacio. El nombre del puente viene dado por ser el camino que seguían los condenados a muerte ya que, desde sus ventanas, veían por última vez la Laguna Veneta.

Puente de los Suspiros desde dentro


La visita termina dentro de unos más que indignos calabozos, incluso para Papillon. Es fácil sentir un shock ya que dos pisos más arriba estábamos en el cielo y ahora estábamos en el más puro infierno, si bien algo húmedo a causa del agua circundante de los canales. El célebre prisionero Casanova se dice que escapó por los tejados en 1756.

Carcel Palacio Ducal Venecia.



Salimos en dirección al campanario de la Basílica, de nuevo sacamos una costosa entrada y montamos en el ascensor, que nos subirá a casi 100 metros de altura, uno de los puntos más altos de Venecia.

Atardecer en Venecia desde el campanario de SAn MArcos

Si bien esta torre, no es la original ya que se desplomo en 1912, si guarda la misma planta y diseño. Arriba hay cinco campanas, que decidieron saludarme nada más salir del ascensor.

Campanas campanario de SAn Marcos de venecia.

Los arcos de los lados estaban repletos de cámaras como si francotiradores se trataran. El atardecer, aunque estaba cerca, no había teñido casi de naranja el cielo y la hora de cierre, estaba cerca.

retrato atardecer en venecia



Sentada al lado de un visor, estaba Soo, que disfrutaba de las vistas y de la brisa que se colaba por los arcos, y protegía sus coreanos ojos del sol con unas wayfarer. Conversamos un rato: Italia me gusta mucho, y Venecia es muy bonita. Tenía que estar aquí con unos amigos, pero al final me vine sola ya que ellos no pudieron viajar.

Turista coreana venecia


Mi amiga Elvi me dice que es hora de bajar a la plaza. Nos despedimos de Soo y entramos de nuevo en el ascensor. Esta vez, estaban varios ascensoristas, y bromee con ellos con la altura de uno de sus compañeros.

venezia sunset

 

Como hicimos el día anterior, montamos en un vaporeto en la misma plaza hasta Rialto para ver el atardecer en los canales. El barco estaba vacio y nos sentamos todos en la parte delantera. Justo a nuestro lado se sentó una chica de pelo negro, de bonitos ojos azules. Y al lado de Adolfo un grupo de españolas que en el transcurso del trayecto, le terminaron aclamando como ídolo pidiéndole que se levantara, no sé bien el que…

gondolieri venezia

Mientras Tatianiuska, la moscovita que estaba sentada a nuestro lado, terminó aceptando nuestra invitación de unirse a nuestro pequeño grupo de trece. Desembarcamos en Rialto y estaba igual de concurrido que el día anterior. Cada uno hizo alguna compra de última hora ( Yo una camiseta para mi hermano)

venice mask souvenirs

Conocimos por recomendación de Tatianiuska el 3BAR . Mientras tomamos campari, amarga bebida de color rojizo, su dueña Bárbara: barbararosito@alice.it nos sirve aperitivos de pan tostado de jamón con aceitunas.

3 Bar Venezia

 

Nuestra nueva amiga llegada del frio, nos cuenta que vino con un amigo a pasar el fin de semana y que en una hora se va en tren para Milán. Al poco se despide de nosotros y quedamos en vernos algún día en Madrid.

Venize church



Terminamos  nuestra segunda ronda de campari, y desandamos camino hasta nuestro hostal en Venecia, la Residenza San Maurizio. Montamos nuevamente en un barco de pasajeros. Esta vez el vaporetto va casi vacio, pues ya es de noche. Hablo con el capitán del barco y con el marinero que amarra el barco en cada embarcadero.

 

Capitan vaporetto venize

Ambos posan ante mi Nikon D700 armada con el infalible Nikkor 50 mm f/1.2 AI s, al enseñarles el resultado de mis fotos, muestran su asombro al ver sus retratos tomados en la más plena obscuridad del canal.

Marinero Vaporetto venecia

En el barco, nos acompaña un grupo de napolitanos. Hay dos chicas y un chico con los que rápidamente empiezo a hablar. Ellos estudiaron de erasmus en Granada. Hablan perfectamente el  español, y me dicen que se acuerdan mucho de España, y de la vida de estudiante en Granada, así como de sus tapas, de la Alhambra… El chico rápidamente se interesa por mi cámara, y nuevamente doy mi explicación del 3D, cuanto más inverosímil, mas creíble.
Con Bianca, italiana sureña de simpatía española, argüí sin su permiso una pequeña broma. Le pregunto que si no se fijó en Adolfo, y me dice que no, a lo que yo le digo que es un actor muy famoso, de la talla de Antonio Banderas. Ella sin pensarlo dos veces se fue a presentarse, y nuestro actor la dio dos grandes besos.

Actor español

 

Al poco, ella se lo cuenta a su amiga Isabella, y esta le pide un autógrafo. Los pocos que sabemos la historia, nos morimos de la risa, y nuestro afamado actor, no sale de su asombro por esta repentina fama que tiene entre las jóvenes italianas, pues él está convencido de que  le están han confundiendo con un verdadero actor. En un par de paradas, dejan los napolitanos el barco y nos despedimos todos con un abrazo. Pero parece que aún hay más, unas polacas que esperaban en el embarcadero nuestro barco, se unen a nuestras bromas, y terminan sacándose una foto con nosotros. Les decimos de venirse a cenar con nosotros, pero al final ellas se rajan. La próxima vez será, y dejamos el barco mientras yo me despido de la tripulación.

canal de Venecia


Está claro, no conseguimos adaptarnos al horario italiano, o el de los guiris de cenar a las ocho de la tarde. Y cuando salimos del hotel para ir a algún restaurante, la mayoría de los sitios están cerrando. En nuestra búsqueda de restaurante, tenemos tiempo a descubrir una táctica comercial de los banglas. Y consiste en convencer a los guiris, en este caso a nosotros, del lanzamiento de un cohete de luz volador mediante una especie de tirachinas. El efecto es muy vistoso, ya que según lo lanzan ellos, en la subida totalmente perpendicular parece un cometa, y su bajada suave hasta las manos del bangla, parece un helicóptero.

Vendedor ambulante en Venecia

Pero claro, en las manos de nuestro inexperto actor, solo fue un viaje de subida, pues tensó tanto la goma del tirachinas, que desapareció entre los tejados de la noche de Venecia y quedó orbitando por largo rato hasta que desapareció en algún tejado. Como compensación por el aterrizaje fuera de la zona de seguridad, el vendedor ambulante, despacho un cohete por el precio de dos.

San marcos por la noche


Pero yo también me despiste sacando unas fotos a una sexy enmascarada y me perdí del grueso del grupo. Por más que di vueltas no los encontré, así me vi obligado a lanzar un mensaje de S.O.S a mi amigo George. A los quince minutos ya estábamos todos juntos de nuevo, en esa dura tarea de encontrar un sitio para cenar pasadas las once de la noche.

Venice girl mask

Quiso la casualidad de pasar por un puente de un canal, mirar para adentro y allí estaban los napolitanos de Granada cenando. El sitio, Trattoria Rivetta, más parecido a una casa de comidas y frecuentado por gondoleros, sería el sitio perfecto para despedir Venecia con un final de película.

Grupo de amigos


Esperamos una rato a que nos dieran una mesa, más bien dos ya que no había sitio para montar una para los catorce. Pedimos varios platos de primero, las almejas estaban muy buenas así como unas berenjenas con queso al horno. Cada uno pidió un segundo plato, yo pedí un filete a la veneciana que estaba riquísimo y de postre una deliciosa panna cota acompañado de un chupito de limoncello. Todo por algo menos de 30€ incluyendo, lógicamente, las bebidas. Pero lo especial del lugar son los camareros, uno en especial era un auténtico showman y bromista, pero por casualidades de la vida, esa noche se encontraría  con nosotros, la horma de su zapato. Entre bromas de él y las nuestras, no paramos de reír. Lucciano nuestro camarero, había sido regatista de góndolas y tenía buenos brazos y las fotos de sus competiciones colgaban en las paredes del restaurante, mientras nosotros le retábamos a echar un pulso con el mejor de nuestros hombres, Moya. Acostumbrado él a presentarse a campeonatos de culturismo en España, el camarero gondolero, sería pan comido.

Camarero restaurante de Venecia


A su vez de la mesa de los napolitanos, según caían las botellas de vino, se lanzaban brindis a la mesa donde estaba sentado Adolfo. Pues para ellos era un honor poder cenar al lado de un actor de la talla de un Antonio Banderas. En nuestras mesas no habiá vino, pero si botellines de cerveza de medio litro que ayudaban a caldear el ambiente.

Amigos napolitanos en venecia



Pero sin duda el momento de la noche, llegó cuando Bianca, se acerca a nuestra mesa y con gran intriga nos pregunta: ¿Pero Adolfo es actor de cine o de televisión? En un breve segundo, le llega de labios de George la respuesta: “ Es actor porno”. Bianca con la cara totalmente roja, dice poco más que: “Eso no se lo traduzco al camarero, se lo decís vosotros si queréis” Soltamos una carcajada, a lo que el camarero nos mira al oír porno y al ver el tamaño que le indicábamos con la mano, su alegre cara en un momento se torna con una mueca de estupor. Mientras a todos nosotros nos caen lágrimas de risa, y de la mesa del actor llegan preguntas de que está pasando.  Para que quedará todo claro, el Trauma en una voz increíblemente alta y clara, para lo que él se gasta, dice: A su lado Rocco Siffredi es un principiante. La integridad del restaurante deja de cenar girando la cabeza hacia nosotros y los camareros hacen corro alrededor nuestro, y de fondo escuchamos a Adolfo preguntar:¿Niño cabrón, que has dicho? Con semejante lio en el restaurante, pensamos que al final vendrán los carabinieri por escándalo público.

Marineros italianos en Venecia



La cena va terminando, y nuestras amigas napolitanas se despiden desde la puerta diciendo: ¡Ciao Adolfoooooo!

Cuando salimos a la calle, casi no hay nadie, pero aun así, como buenos madrileños vamos a tomar la penúltima a la zona del puente de Rialto, cerca del Bar 3. Sin mucho ambiente, encontramos un bar abierto, donde tomamos algo sentados en una terraza.

terraza en Venecia


Amanece el lunes, y hacemos la maleta que es poco más que una pequeña mochila. Bajamos a recepción para hacer el check out y dar las llaves. Como todas las mañanas allí está la recepcionista. Es temprano, y aún no hay mucha gente por las calles. Tras un vaporetto y un autobús llegamos al aeropuerto de Venezia.

Fisioterapeta y fotografo en venecia

Una vez en el, lo primero fue ir a recuperar nuestro equipaje de esquí de la consigna del viaje de esquí a Austria, y reorganizar las maletas. Y luego, poco más que esperar nuestro vuelo de Iberia IB3645 de Venecia Marco Polo a Madrid Barajas.

A las horas, estába en el Hostal Horizonte en Madrid, listo para preparar un próximo viaje.

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