La Gran Vía de Madrid cumple cien años

J. L. Gamallo. El 4 de abril del año 1910 se produjo de Madrid uno de los momentos más significativos de su historia contemporánea: la Majestad Católica del Rey Don Alfonso XIII, acompañado por la Familia Real, José Canalejas, presidente del Gobierno, y Francos Rodríguez, alcalde a la sazón de Madrid, a la altura de la iglesia de San José, iniciaba de manera simbólica las obras de la que sería la Gran Vía, cumple ahora, pues, cien años. Las cosas, como se pueden suponer no fueron fáciles ni sencillas, como siguen siendo en España. Las reformas urbanísticas realizadas en la capital del reino durante el reinado de Isabel II, especialmente en la zona de la Puerta del Sol, barrio de Salamanca y Argüelles, hicieron surgir en el año 1862 la idea de construir una gran calle que uniera la Puerta del Sol, con la plaza de San Marcial, actual plaza de España. En 1886 esta idea sufrió un cambio radical, al pensar en una gran calle este-oeste, Puerta de Alcalá-Plaza de san Marcial, sin pasar por Sol. Se crearon las necesarios comisiones de estudio del proyecto, con los necesarios problemas que dilataron el proyecto hasta el siglo XX. Las obras se harían de manera escalonada. El primer tramo se construyó entre 1910 y 1917, el segundo entre 1917 y 1924, y el tercero entre 1925 y 1931, aunque no sería hasta después de la guerra cuando se concluiría de manera defintiva. La Gran Vía se convirtió en el principal exponente de la vida elegante madrileña, donde se concentraban las tiendas y establecimientos de más lujp, como joyerías, concesionarios de coches, cafés, restaurantes, casinos, hoteles, empresas de prestigio, etc.  La guerra supuso un duro golpe a la vida de la Gran Vía, y hasta los años cincuenta no recuperó su pasado brillo, donde los cines de estreno la convieron en el Brodway castizo. Chicote era el bar de moda, donde la estrellas de cine, nacionales y extranjeras, bebían los cócteles de Chicote. Ava Gardner era una de las asiduas. El 21 de dicimbre de 1959 la Gran Vía fue el marco de la gran recepción que dio Madrid al presidente Eisenhower, cuya visita a Franco suponía el fin del aislamiento al que estaba sometida España, y el comienzo del despegue español de los años sesenta. Durante los añós de la Transición la Gran Vía sufrió un fuerte deterioro, donde se concentraba buena parte de la mala vida madrileña. A partir de los 90 se ha realizado un fuerte intento de regeneración. Si ya no es el escaparate del lujo, transladado principalmente al barrio de Salamanca, sus tiendas exclusivas y restaurantes selectos, han sido sustituidos por cadenas comerciales y establecimientos de comida rápida. De todas formas. sigue siendo una de las arterias principales de la vida madrileña, que ningún visitante deja de recorrer, admirando sus impresionantes edificios, o realizar las inevitables compras en las múltiples tiendas que la jalonan: Zara, Stradivarius, H&M, etc.